Desde la Provincia más chiquita a la decisión más grande

Hace muchos años, allá por el 24 de marzo de 1816, en Tucumán, la provincia más chica de Argentina, nació el muy conocido Congreso General Constituyente, evento en el que se firmaría la declaración de Independencia de la Argentina, expresando la formal ruptura de los vínculos de dependencia política de las Provincias Unidas del Rio de la Plata con la monarquía española y con toda otra dominación extranjera.

Éste evento no fue improvisado, para ésta época era fundamental que nos declaremos libres, ya que el General San Martin, quien estaba asentado en Mendoza junto al Ejército Nacional Liberador, luchaba para contrarrestar el ataque de los realistas, quienes tenían la intención de derrotar al General para luego atacar directamente Buenos Aires y así diezmar cualquier intención de liberación de las colonias, y es por esta situación que San Martin estaba a la espera de esa gran decisión política que le permitiría cruzar los Andes y llevar adelante la gran hazaña que lo coronaría como uno de los libertadores de América, librar a los pueblos americanos de la Corona Española.

Entonces, el 9 de julio en un día soleado y a eso de las dos de la tarde, los diputados del Congreso comenzaron a sesionar, y antes de que se toquen otros temas, Sánchez de Bustamante, en ese momento Diputado por Jujuy, pidió abordar el “Proyecto de deliberación sobre la libertad e independencia del país” para que consecuentemente el Secretario Juan José Paso preguntara a cada uno de los 28 diputados que estaban presentes si querían que las Provincias Unidas fuesen una Nación libre de los reyes de España y su metrópoli, a lo que los diputados, dejando de lado cualquier egoísmo e individualidad en sus ideales, dijeron que sí y aprobaron de esa forma la propuesta de Paso.

Este puñado de valientes, que escribieron con tinta y pluma lo que después generaciones enteras defenderían, tenían la misión de que la pequeña Nación que estaban creando y liberando de ataduras tenga un gran futuro, por eso decidieron dejar de lado las camisetas partidarias que cada uno llevaba y unirse en esa gran causa.

Actualmente, y hablando también de dejar las camisetas de lado, recuerdo una charla que tuve alguna vez con amigos, con quienes llegamos a la conclusión de que necesitamos una Argentina cohesionada en la que todos empujemos hacia el futuro, mas allá de los ideales partidarios que cada uno decida defender y llevar como insignia.

Sabemos todos que no es fácil de lograr y mucho menos en el momento por el que está pasando nuestra sociedad actualmente, en donde dejamos que las diferencias partidarias infieran en nosotros de tal manera de llegar al punto de ya siquiera escuchar o mirar al que piensa distintito, sin tener en cuenta que muy probablemente los dos queremos llegar al mismo futuro y  olvidándonos que es lo verdaderamente importante, olvidándonos que somos una sociedad y que a pesar de nuestras diferencias debemos todos aunar fuerzas por el bien de todos.

Hoy más que nunca tenemos que apoyarnos en las ideas y pasiones que aquel 9 de julio nos liberaron ante España, una fecha más que gloriosa en nuestra historia y que nos marcó como Nación para siempre, y si nos importa el lugar donde vivimos y si amamos a este país tenemos que poner todos un granito de arena para que éste día vuelva a recuperar su sentido de unión nacional y no de fractura social.

Agustin Rios
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