La guerra por la web

De la realpolitik a la “digitalpolitik”

Un informe muy esclarecedor de la revista Foreign Policythe war torn the web“ (la guerra fragmenta la web) nos describe como la guerra por la web marcara la competencia por el poder en el siglo XXI, y como la red se irá fragmentado cada vez más a la par que las potencias y países ejerzan cada vez mas dominio, y los gobiernos la sometan a cada vez más controles.

Los gobiernos actualmente utilizan su influencia para configurar las formas en que las empresas digitales, los mercados y los derechos nos conectan en línea. Esta nueva forma de realpolitik, “digitalpolitik”, es un manual táctico emergente sobre cómo los gobiernos usan sus poderes políticos, regulatorios, militares y comerciales para proyectar influencia en los mercados globales y digitales.   

Se puede observar una tendencia creciente en los países, donde los gobiernos se basan en fuertes multas y acumulación de demandas de los consumidores para sujetar a las corporaciones. 

Los llamados entre las principales potencias para desarrollar normas globales para el ciberespacio serán cada vez más comunes, pero el consenso y la aplicación de cualquier agenda de este tipo seguirán siendo difíciles de alcanzar, dadas las posiciones ampliamente divergentes entre los Estados Unidos, Europa, Rusia y China sobre las prioridades y los métodos necesarios para gobernar el ciberespacio.

En asuntos defensivos y estratégicos, esto implica seguir el paradigma de los conceptos de guerras de cuarta generación, guerra hibrida, guerra de redes, donde las tácticas de agresión se traslada también a los ámbitos digitales entre otros (ataques cibernéticos, ciberespionaje, robo y manipulación de datos, campañas de desinformación hacia la población, apoyo a grupos insurgentes). Y nos recuerda que la guerra en la actualidad, ya no pasa necesariamente por los campos de batalla tradicionales.

De la geopolitica a la geotecnologia

Si seguimos la evolución histórica de las grandes tendencias y (geo) estrategias, la edad dorada de la geopolitica, el estudio y praxis del impacto de las factores geográficos y territoriales en la acción política de los Estados (especialmente la exterior) se ubica en los siglo XIX y XX con el auge y caída de los grandes imperios coloniales en las dos guerras mundiales, y la celosa búsqueda por el control territorial sobre rutas comerciales, arterias marítimas, materia prima, mano de obra, distintos factores, de dominio y supremacía frente a otras Estados, en base a una concepción espacial.

Luego la concepción de la geoeconomía revisara el concepto después de la segunda mitad del siglo XX hasta nuestros días (la categoría es útil para describir la puja comercial entre EE.UU y China) donde los Estados buscan incrementar su margen de poder frente a terceros, mediante la utilización y el control de resortes estratégicos de la economía como verdaderas palancas de poder (sanciones económicas, embargos, guerras comerciales, estrategias energéticas, manipulación de la moneda, dumping, ataques financieros, etc)

Siguiendo las declaraciones de muchos analistas, especialistas y espacios de ideas, y tomando conciencia de la importancia de la tecnología en nuestras vidas modernas, hemos entrado finalmente a la era de la geotecnologia, la competencia por partes de las entidades político/territoriales por los factores tecnológicos como factor de poder determinante del orden mundial.

Los factores tecnológicos serán citando algunos: la Inteligencia artificial, la biotecnología, la robótica, la automatización, el internet de las cosas, telecomunicaciones, software, 5G, energías renovables,

¿La realidad virtual y las fronteras digitales la última batalla por la soberanía?

La competencia geoestratégica física por territorios y mercados, se ha trasladado también a la frontera digital.  Los países con vocación nacionalista, autonomista o de poder están construyendo sus propios cables de fibra óptica, sus propios proveedores de internet, su propia producción y control de contenidos, regulaciones y plataformas, aplicaciones, hasta ciudadanías digitales. Y en base a estas divisiones de la web, se configuraran también las relaciones de competencia y cooperación, donde la web será un verdadero lente  para ver las alianzas y las rivalidades entre bloques estatales.

Lo que demuestra una vez más que a pesar de los rimbombantes discursos sobre libertad y comercio libre global, los Estados en el siglo XXI no están dispuestos a entregar un activo como la soberanía en la web, y la autonomía tecnológica por consignas entusiastas de apertura.

A pesar de la globalización que ha recubierto de una capa porosa a las soberanías estatales, y nos a plantea revisar nuestro conceptos sobre la misma, lo cierto es que de hecho los países están reforzando las medidas de control sobre la realidad virtual, la tecnología y los datos, para competir en la última disputa geopolitica/geoestratégica, sobre las fronteras, las digitales.

Juan Martin Gonzalez Cabañas
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