El interés por el “Otro”, como “Cosa”

La esclavitud tradicional fue abolida hace más de un siglo y medio. Sus mutaciones modernas, sus consecuencias y nefastas prácticas, aparecen en  distintas  formas de explotación humana en nuestro tiempo.

Los niños, son uno de los sectores más perjudicados por la nueva Neo-Esclavitud. Esta, emerge de diferentes formas y en diferentes lugares del globo terráqueo.

Resulta extraño para algunos estamentos de la sociedad hablar en el presente de “esclavitud” puesto que, en variadas zonas de la geografía mundial, se disfruta a pleno de derechos amplios.

La circulación libre o mucho menos restringida de ciudadanos pertenecientes a la Comunidad Europea, Norteamérica (EE. UU. y Canadá), Reino Unido y otros poderosos Estados es conveniente para aquellos centros turísticos, ávidos de recibirlos y comerciar con los mismos. En aquellos mencionados, no es deseable la recepción de extranjeros que provengan de centros considerados “peligrosos”. Como ejemplo se señalan los obstáculos para la bienvenida o directamente la prohibición lisa, injusta y llana a los ciudadanos del mundo árabe; medio oriente; África;  Sudamérica y Centroamérica.

Se transfiere y prolonga un ideario global donde los seres humanos pueden beneficiar económicamente o no. A partir de la idea del beneficio plusvalico, se forja una concepción poderosa de pensamiento acerca del “otro” como “cosa”.

“La coseidad equivale a la autoconciencia enajenada y la coseidad es puesta por esta enajenación. Esta es consecuencia de una economía política  deshumanizante, a medida que se valoriza el mundo de las cosas se desvaloriza, en razón directa el mundo de los hombres…” “Lugares y personas no son entendidos en sus propios términos sino en función de cómo encajan en el esquema global de las cosas, como espacios que están en esta o aquella etapa de desarrollo en relación a un pasado europeo idealizado”

La materialidad o materialismo, impregnado en lo más profundo del inconsciente colectivo y en las capas externas más visibles de la sociedad la permean de la idea y la influencia de entender a los seres humanos como objetos (cosas).

Esto nos lleva a plantear una cuestión asociada a la Coseidad en nuestro tiempo y es la Otredad:

“…Pero esta dinámica homogeneizadora, totalizadora y centrípeta que implica la configuración de un nosotros, no actúa sola. La misma se conjuga con mecanismos particularizantes, diferenciales y centrífugos que, operando en diferentes niveles socioculturales, marcan y singularizan otredades.”

Surge entonces en el ideario que el “que tiene o posee” recursos económicos y “pertenece” a una sociedad capitalista y “libre”, se privilegia con la capacidad de ser “Alguien”, de ser un “Otro”, útil para el mercado.

Volviendo a Marx, deja de ser persona en la medida que se va trasmutando en materia. Es respetado porque posee, es valorado porque tiene. Pero lo tiene como cosa. Es una cosa valiosa en tanto su otredad deja de ser positiva en la esencia del ser humano. “…Entre estos niveles de particularización que –como la identidad desmarcada del nosotros– son diversos e inconstantes, existen otros que, cuando se informan radicalmente diferentes por ser “indomesticables” para el nosotros, implican una relación de doble negación: “ellos” excluyen nuestra propia identidad y, a la vez, son negados (y excluidos) por nosotros ya que su presencia interna atentaría contra nuestra articulación identitaria. Precisamente, esta paradójica relación nosotros/otros se llama antagonismo o relación entre fuerzas antagónicas (Laclau 2005)”

Por exagerado que nos resulte o agresivo y hasta extremadamente absurdo, el capitalismo moderno se ufana de esta consideración, David Ricardo señala:

“Las naciones son solo talleres de producción, el hombre es una máquina de consumir y producir, la vida humana un Capital, las leyes económicas rigen ciegamente el mundo, los hombres no son nada, el Producto, todo”.

            El pensamiento que subyace entonces sobre las mujeres, hombres y niños es que como ya argumentamos, son “cosas” y pueden serlo de dos maneras: descartables o reutilizables. Se usan o se utilizan.

            Al ser usados, (Interpretamos esta identificación, como sinónimo de bienes descartables), lo hacen una vez, (semejantes a vasos de cartón o papeles higiénicos) y luego se los descarta o desecha, adquiriendo la característica de seres humanos descartables/desechables.

Al ser utilizados, (pueden repetir su uso hasta ser in-útiles) adquieren el sentido de herramientas y vuelven a utilizarse hasta el desgaste total.    

Entendemos como desgaste total a la muerte o potencialmente la in-validez de la persona.

“No Sabemos nada mientras no sepamos si tenemos el derecho de matar a ese otro que esta ante nosotros o de consentir que lo maten. Puesto que toda acción desemboca hoy en el asesinato, directo o indirecto, no podemos obrar a antes de saber si y porque, debemos dar (¿o consentir?) la muerte”.

Los seres humanos en el presente padecen de un achicamiento estatal a causa del mercado neoliberal.

Esto proyecta una realidad de: gigantescas diferencias sociales entre pobres y ricos. Aumento del delito. Problemas sociales de ineducación, oscurantismo intelectual, sobrepoblación en cárceles, hambre, etc.

Alejandro Zabaleta
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