La salud también es cosa de nuestra mente

“Su espíritu no era siquiera el de la tristeza”- Jack London

Abarca y llega a todos lados, sin miedo y sin pedir permiso, aparece y desaparece como quiere, a veces se muestra en su totalidad y otras veces simplemente aparente no estar. ¿Quién no se ha sentido aplastado por los compromisos e incapaz de hacer frente a las cosas? ¿Quién no ha querido tirarlo todo y huir a una isla desierta? En este momento millones de personas sufren los efectos de esta enfermedad que nos persigue y nos acecha con cada palabra o acción. Una enfermedad cada vez más común en un mundo cada vez más alocado, exigente y confuso: la depresión.

 Solo quienes enfrentaron o enfrentan esta enfermedad pueden entender lo que significa perder el sueño sin razón aparente, dormir más de doce horas seguidas; sin ganas de despertar, llorar mucho sin motivo, tener malos pensamientos y hasta perder la voluntad de vivir. Solo quiénes enfrentan esto pueden entender que muchas veces no es vida, solo existencia.

 La depresión, después de las enfermedades cardiovasculares, ocupa el segundo puesto entre las causas de enfermedades. La misma afecta a niños, jóvenes, adultos y ancianos, a pobres o a ricos, hombres o mujeres. La Organización Mundial de la Salud estima que hay más de 300 millones de personas que se ven afectadas por la depresión alrededor del mundo, la depresión puede llevar al suicidio, en todo el mundo cada año se suicidan 800.000 personas y es la segunda causa de mortalidad global.

Aunque hay tratamientos eficaces, más de la mitad de los afectados no recibe dichos tratamientos. Entre los obstáculos se encuentra la falta de recursos y de personal capacitado, además de la famosa estigmatización para con los trastornos mentales y la muy conocida romantización de los mismos. ¿Es estar triste durante una semana realmente estar deprimido? No, la depresión se diagnostica a través de especialistas, la evaluación errónea es muy común.

Esta enfermedad debe ser diagnosticada y tratada para evitar finales trágicos, las personas deben empezar a generar neuronas espejo para crear y estimular su poder de empatía hacia las diferentes realidades que cada ser humano vive día tras día.

Hace algún tiempo atrás el físico británico Stephen Hawking, en una intervención calificada como brillante e inspiradora, el científico construyó metáforas relacionadas con fenómenos astronómicos para hablar de la depresión. Su intervención tuvo un solo fin: enviar un mensaje de esperanza para las millones de personas en el mundo que sufren esa enfermedad mental:

“El mensaje de esta charla es que los agujeros negros no son tan negros como los pintan. No son prisiones eternas como alguna vez se pensó. Las cosas pueden salirse de un agujero negro desde ambos lados y posiblemente  hacia otro universo. Entonces si te sientes en un agujero negro, no te rindas: hay una salida”.

Si sufrís depresión o a través de estos datos sentís que podes estar sufriéndola, existe un sitio llamado ADEP al que podes acudir, no estás solo. Acercate a alguien y también sumate para ayudar: sí, se puede salir de estos enormes agujeros negros.  
Brissiana Graff
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