Para la antropóloga especialista en temáticas de género Rita Segato la violación es un acto de poder y dominación. La autora utiliza el concepto de “dueñidad” para expresar que hay órdenes de dominio donde alguien se percibe como dueño de la vida y de la muerte. Si trasladamos estas ideas a las situaciones de abuso infantil, no nos parece tan extraño que más del 70% de las situaciones de abuso sexual y violaciones ocurran dentro del mismo hogar de las víctimas. Recuerdo la primera vez que, como docente, escuché el relato de una niña sobre el abuso sexual que recibía de su padre. Fue lo más aterrorizante que escuché en mi vida y probablemente, lo peor de esto, era lo normalizado que estaba para la víctima. Sentía que estos actos tan atroces, eran parte de la organización social “normal” de la familia de la que formaba parte.
Desgraciadamente, el abuso sexual en las infancias, sigue siendo una moneda común , normalizada por los medios de comunicación en muchos casos ( jamás me voy a olvidar de sketchs como “la nena” creando una imagen seductora de la víctima), propiciada por las omisiones de la sociedad al momento de detectar y denunciar estos brutales sucesos ( es típico escuchar el “no te metás que es cosa de familia” ) y facilitada por la burocracia, la ineptitud y en muchos casos, la corrupción de los sistemas de justicia.
La ESI, el conocer nuestros derechos, las políticas públicas correctas son entonces necesarias para cambiar la balanza de lugar, para dar un poco de justicia a estas situaciones que marcan cuerpos y vidas de niños y niñas. El estado no puede estar ausente frente a este tipo de crímenes, ni desde la justicia, ni desde la educación, ni desde las políticas publicas.
Al momento de escribir estas palabras no lo hago neutral. Todas las teorizaciones del mundo no son suficientes. Me encuentro sumamente enojada, dolida, furiosa. Hoy nos llama el caso de Sofía Quintana, de 1 año y medio, con violación de larga data. Pero se que hay muchas niñas que sufrieron y sufren abuso sexual y no logran justicia. En muchos casos, ni siquiera logran denunciar.
Las niñas no se tocan. Las niñas no se violan. Las niñas no se matan. Con las niñas y los niños ¡NO!
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