Gol de mujer

En nuestro país, el tema central los últimos días fue el fútbol, la final por La Copa Libertadores entre los clubes más grandes, estamos hablando de River Plate y de Boca Jr. Congregando a toda una nación que se queda paralizada para ver este encuentro entre los titanes del deporte que más apasiona a los argentinos. El partido de vuelta no se pudo llevar a cabo. Diferentes son los motivos de que los últimos noventas minutos de una final de La Copa Libertadores no se haya concretado, una pésima gestión política en cuanto seguridad o serias intenciones de desprestigiar el fútbol. Así generar la novedad de trágicas noticias las 24 hs. y dejarnos atontados frente al televisor sin prestar atención a medidas económicas. Pero todo eso nos vamos a enterar en los próximos días. Todavía queda una final por terminar, todo el país está expectante y seguirá estando, sí es necesario vamos a olvidarnos de la Navidad.

Volviendo al tema de “pasión de multitudes”, de “pasión futbolera”, me llamó la atención, estando en una cancha de futbol 5 en Puerto Tirol, que las chicas se anotan para pedir turnos de la misma manera que los varones. De pronto estamos expectantes del partido mixto que se está llevando a cabo y surge el comentario “che, que bien que juegan las pibas” y yo pienso ¿por qué la sorpresa? ¿por qué las mujeres no podemos jugar igual? ¿por qué no jugamos con la misma frecuencia? ¿por qué yo sé más de fútbol masculino que de jugadoras mujeres de semejante deporte “pasión de multitudes”?

Todas esas preguntas invadieron mi cabeza. Otra tarde en la que estaba escuchando el programa de radio “Segurola y Habana”, el tema discutido era sobre el prejuicio que hay ante una mujer que dice que le gusta el fútbol. Se debatía qué se asume que no sabe, que no posee conocimiento alguno sobre torneos, fechas, reglamentos, nombres, etc. Otra vez las preguntas ¿cómo algo puede ser “de multitudes” sí la mitad de la población está excluida o se la considera inútil? Las mujeres ¿no sabemos practicar un deporte y tampoco podemos apasionarnos y seguir a un club? ¿no podemos ser hinchas?

Cuando era una niña recuerdo solicitar a los adultos ir a la cancha, a cualquier cancha, yo quería saltar y cantar: alentar. La respuesta fue negativa y muy triste para mí, no podía porque a la cancha solo van los varones, porque hay violencia en el fútbol.

En el Chaco somos muy futboleros y futboleras, hay equipos importantes en la liga chaqueña y tenemos estadios y clubes con historia. En la liga Chaqueña el fútbol femenino está compuesto por doce equipos de mujeres jugadoras que se entrenan, que van a la cancha, que se ponen la camiseta. Por supuesto que los estadios no se llenan con la misma cantidad en el clásico femenino de For Ever – Sarmiento como en el masculino. Ni siquiera hay colosal despliegue de seguridad como cuando el estadio Juan Alberto García se llena de hinchas de los clubes más grandes de Resistencia.

Entonces vuelvo a la principal pregunta ¿por qué el fútbol no es cosa de mujeres? La cuestión en realidad debería ser ¿por se construyó en nuestra sociedad qué las mujeres no somos aptas para el fútbol de la misma forma que los varones?

Ésta pregunta nos interpela en pleno siglo XXI en el cual todavía hablamos de desigualdades. Para comenzar la explicación voy a basarme en el análisis de Diana Maffia sobre los estereotipos culturales acerca de lo femenino y lo masculino. Son pares de conceptos excluyentes y exhaustivos qué están sexualizados, quiere decir que construimos ciertos estereotipos para las mujeres y otros para los varones. Por un lado si hablamos de emociones, de subjetividades, del cuerpo como modelo, de valores y por otro lado de objetividad, de raciocinio, de mente, de hechos, al primer grupo lo asociamos a lo femenino, es decir, a la mujer y el segundo a lo masculino. Sobre estos estereotipos nos criamos y construimos una sociedad que, entre tantas cosas, nos dice que no vayamos a la cancha, que no juguemos al fútbol, qué no opinemos sobre el deporte porque no “encajamos en el estereotipo”.

Esta imposición histórica, social y política viene a arrebatarnos la libertad, en nuestra cultura tan futbolera se nos considera inferiores y menos aptas que los varones para disfrutar de una pasión. Como dije al principio, no llenamos las canchas de la misma manera, el mandato patriarcal es tan fuerte qué como jugadoras de fútbol no somos noticias en los medios de comunicación, las periodistas deportivas no abundan. En la final de la Libertadores estuvo plagado de varones periodistas, comentaristas, opinólogos, politólogos, políticos, etc.

Llegamos a lo peligroso de esto: ser invisibilizadas, no existimos, no servimos. La selección femenina de fútbol pasó al mundial de Francia 2019 con todas las de perder, la cancha no se llenó de hinchas, el país no se paralizó como cuando juega Messi con la camiseta celeste y blanca, pero algo retumbó en nosotros. Algo nos llamó la atención, el grito constante de jugadoras pidiendo por botines, solicitando a los medios, teniendo alrededor de 20 años, demandando y luchando con una pelota de fútbol.

Ese partido ganado por goleada a Panamá fue la transmisión en vivo más vista en Facebook. Se organizaron unidades básicas de mujeres que prendieron las computadoras y se congregaron para bancar a las pibas. No fue noticia en los medios masivos pero lo vimos por instagram en las cuentas de otras chicas que estaban festejando bajo la consigna de “nuestro fútbol es disidente y es feminista”. Feminista, esa palabra que nos lleva a un gran movimiento que se está dando en nuestro país. El Chaco no queda atrás, en nuestra provincia se llenaron las calles en el 2017 con el Encuentro Nacional de Mujeres, las plazas se vistieron de verde y pidieron por “aborto legal, seguro y gratuito”. Uno de los grandes pedidos que hacen nuestras jugadoras de la selección argentina de fútbol levantando el pañuelo verde, símbolo que también protagoniza la foto de perfil de “River Feminista” que se proclaman hinchas, militantes por un club equitativo, inclusivo, diverso y libre de violencia.

¿Por qué queremos que el fútbol sea disidente y feminista? porque nos gusta, porque es una lucha, porque actualmente está cargado de violencia machista y es la expresión más repugnante de la masculinidad hegemónica. Por ello existen comportamientos violentos a los que se les llama el “folklore de fútbol” que en realidad son consignas de violaciones, homofóbicas, transfóbicas y misóginas. Tenemos el derecho a la libertad, a ejercerlos, a transitar y ser profesionales, hay lugares abrasivos como el fútbol pero el feminismo es el movimiento que viene a conquistar esos derechos, a dar la lucha y los cambios cualitativos se están dando. Son más difíciles las transformaciones cuantitativas pero las convicciones son más fuertes y la historia nos demostrará, destruyendo estereotipos, construyendo mundos nuevos, un fútbol disidente y feminista.

Rocio Zalazar Bottcher
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