Teología del determinismo o venezualización de la Argentina

Estoy desarrollando una tesis de comportamiento en este tiempo y me está costando demasiado. El problema es que cuanto más contemplo las implicancias y sobre todo las causas de lo que estoy estudiando se me hace cada vez más grande el abanico de opciones a analizar y ya corro el riesgo de no poder formularla como quiero, pero básicamente lleva el título de esta nota. Estamos cayendo presos de la Teología y filosofía del determinismo o se está venezualizando la Argentina.

Me explico un poco más, pero me remonto a 220 años atrás. Pensemos en nuestra hermosa América con aires de emancipación, en sus ilustres caudillos, en los filósofos y politólogos creíbles de ese entonces.

Cada palabra que se plasmaba en una solicitada era casi un llamado a la guerra. Hoy en día ya no le creemos a nadie, los que nos convocan a cambiar las cosas no pueden justificar su patrimonio, otros se sacan fotos con personajes de dudosa calaña diciéndonos que tienen recetas que antes implementaron y fracasaron. Ya no sabemos a quién escuchar.

En el medio de todo eso estamos los ciudadanos comunes, donde muchos ya practican el determinismo político.

  • Ya no podemos cambiar esto.
  • Venga el que venga todo se va al tacho
  • Son todos iguales

El determinismo es ni más ni menos una corrientes filosófico religiosa que considera que todo está debidamente predeterminado, no importa lo que hagas, la cuota de fatalismo que lleva impregnada terminará por suceder lo que se ha determinado, obviamente ya no eres libre sino que todo de antemano está fijado.

A menos que creamos que ya no hay nada para hacer en nuestro país al menos es nuestro deber intentarlo, es nuestro deber involucrarnos, es nuestro deber para la pelota de manera que a las generaciones venideras al menos les quede “algo” para poder llevar adelante una transformación de todos y para todos.

Por otro lado percibo que los aires de liberación que pueblos como Argentina y Venezuela de antaño se han perdido. Y no digo liberación de la mano de anarquía o revolución, sino de las urnas y participación democrática. Hemos caído en lo que denomino una “opresión con beneficios”.

Ya no peleamos por lo que podríamos porque recibimos al menos algo de lo que queríamos. De esa manera funcionó el chavismo durante años, dando algo de lo que la gente quería y a cambio sumiéndolos en una de las más grandes opresiones a sus libertades individuales, proceso agravado por Maduro.

Por mucho menos de lo que pasa hoy en nuestra hermana Venezuela acá se han ido presidentes en helicóptero. Hasta cuándo podemos permitirnos que sin cumplir sus promesas de campaña vayamos contentos una vez más a votarlos. A unos, a otros y a aquellos también.

Nos estamos venezualizando, nos estamos volviendo dóciles; nos están mintiendo en la cara y no estamos reaccionando. En escasos meses tendremos el pico más alto (e insuficiente) de participación ciudadana por el lapso de cuatro años.

¿Cómo quieres vivir los cuatro años que vienen? El día que entendamos que nuestro voto no es particular sino que está en función de un todo serán tiempos mejores.

Mariano Manuel Zavala
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