Bioeconomía: comencemos por explicar de qué se trata

Si hay algo que caracteriza a toda la región de América Latina es su enorme riqueza en recursos naturales. Esta condición, que a priori constituye una fortaleza, propone un desafío cuando se la plantea en términos de explotación: ¿cómo hacer un aprovechamiento racional de esos recursos con el mínimo impacto ambiental? Así, la bioeconomía, una disciplina moderna que busca impulsar el desarrollo de nuevos modelos productivos, surge como estrategia para enfrentarlo.

La preocupación por los efectos del cambio climático es un hecho movilizador a escala planetaria. De manera análoga, la búsqueda de modelos productivos basados en el desarrollo sostenible también lo es.

Así las cosas, la bioeconomía se constituye en el nuevo marco de referencia para el diseño y la implementación de sistemas productivos orientados a minimizar o directamente eliminar impactos ambientales negativos.

Pues bien, existen muchas formas de definir a la bioeconomía, no obstante, todas se sostienen, en más o en menos, sobre los siguientes aspectos comunes:

_ La producción, la utilización y el procesamiento de recursos biológicos.

_ La producción y el uso de recursos e innovaciones tecnológicas y biotecnológicas.

_ El suministro de productos, de procedimientos y de servicios a todos los sectores económicos de la sociedad.

_ El proporcionar respuestas en términos de desarrollo sostenible a las necesidades de alimentos, de materiales y de energía.

_ El ofrecimiento de servicios ecosistémicos a la sociedad.

_ La utilización de biomasa de manera integrada y sostenible. (De este modo se llega a los productos de segunda y tercera transformación, los llamados productos biobasados -biocombustibles, bioenergías, biomateriales y productos químicos de base biológica-, entre otros tantos).

_ La creación de mayor agregado de valor a las materias primas derivadas de los recursos naturales renovables.

De manera que la bioeconomía viene a constituirse en un factor clave para la supervivencia de las generaciones, actuales y futuras. Su fundamento, la administración eficiente de recursos de origen biológico; su presunción, un indiscutible cambio en las formas, estructuras y mecanismos jurídicos, económicos y de producción de todos los sectores de la sociedad.

La bioeconomía debería materializarse como el nuevo modelo de desarrollo para América Latina

A pesar de lo trascendente que significa este cambio de paradigma productivo, solo 50 países en el mundo han adoptado estrategias relevantes para el desarrollo de la bioeconomía. Alemania, Finlandia y España en Europa; India, Singapur y Malasia en Asia; Sudáfrica en África, son algunos ejemplos.

En América Latina, en cambio, la bioeconomía recientemente ha comenzado a tener un protagonismo destacado en algunos países. En efecto, eso es lo que sucede en Argentina, Brasil, Colombia y México, por citar algunos casos; y esto es producto de las ventajas competitivas en la disponibilidad de biomasa -principal insumo de la bioeconomía-, de diferente tipo y origen.

Sin embargo, más tarde o más temprano, la bioeconomía debería constituirse como el nuevo modelo de desarrollo productivo a adoptar por todos; sin excepción y por varios motivos:Atraviesa en forma transversal varios sectores del PBI (agropecuario, manufacturero, farmacéutico, etc.).

_ Incrementa el valor agregado de la producción primaria; aspecto crucial para la economía (sobre todo para los países cuyo esquema tradicional está basado en la exportación de commodities).

_ Es una importante fuente generadora de empleo calificado, de innovación tecnológica, de competitividad local y de divisas.

_ La bioeconomía permite identificar necesidades y fomentar nuevas actividades con fuertes impactos regionales y sostenibles desde el punto de vista ambiental.

_ Da lugar al surgimiento de nuevos sectores económicos, por ejemplo, el de las biorefinerías.

_ Fomenta el desarrollo local debido al fortalecimiento que produce en las cadenas de valor agregado. Esto, a su vez, permite aprovechar y potenciar las ventajas competitivas en biomasa.

_ Constituye una oportunidad para el crecimiento empresarial y una herramienta para mejorar la productividad.

_ La bioeconomía es una alternativa de desarrollo para el sector rural.

_ La bioeconomía garantiza la conservación de los recursos naturales.

_ Es el paso imprescindible para generar la transición hacia modelos de crecimiento verde.

Bioeconomía: oportunidad de desarrollo para todos

Está claro que adoptar sistemas productivos basados en la bioeconomía supone muchos beneficios. Pero además, este esquema permite ser aplicado como respuesta frente a situaciones muy disímiles. Por caso, están las siguientes:

  1. Argentina

_ Abundante dotación de recursos para la producción de biomasa.

_ Gran desarrollo del sector agroindustrial.

_ Sistema científico-tecnológico muy consolidado.

_ Desarrollos biotecnológicos propios.

_ Marcos regulatorios específicos.

_ Gran diversidad de ambientes productivos.

2. Brasil

_ Amplia disponibilidad de recursos (en tierras agrícolas, en recursos hídricos, en biodiversidad y en biomas).

_ La bioeconomía se visualiza con potencial como para convertirse en el eje de desarrollo sostenible

_ Participación significativa en las exportaciones.

_ Importante capacidad de investigación en ciencias agrícolas y ambientales.

_ Liderazgo mundial en utilización de energías renovables (una participación del 43,5 % frente a un promedio mundial de 14 %).

3. Colombia

_ Recursos naturales con síntomas de agotamiento.

_ Vulnerabilidad frente al cambio climático; (la tasa anual de agotamiento de fuentes de energía es superior a la del resto del mundo).

_ Pérdidas de biodiversidad (Colombia perdió 5,2 millones de hectáreas de bosque en los últimos 25 años).

Así, diferentes realidades justifican impulsar políticas públicas basadas en la bioeconomía; Argentina las tiene, Brasil las tiene, Colombia también las tiene. No obstante, no es el caso enumerarlas, pero sí decir que estas acciones, por sí solas, no son garantía de éxito.

Lo bueno es que la bioeconomía es un  proceso ya iniciado en América Latina; refleja, en parte, lo que ya está ocurriendo en otros lugares pero con una sutil diferencia: posee ventajas comparativas y un potencial que permiten presagiar un fuerte crecimiento.

Sin embargo, este viraje hacia la bioeconomía requiere de transformaciones significativas; sobre todo en lo que respecta a la calidad de infraestructura y eficiencia logística y el desarrollo industrial. Dos aspectos que sí son determinantes del éxito y que diferencian a la región de países del primer mundo que lo han alcanzado.

Silvio Monteleone

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