El que decide y paga los costos soy yo”, sentenció en una entrevista para La Nación Más el presidente Javier Milei. En ese mismo sentido, se diferenció de las opiniones que expresa y difunde la vicemandataria Victoria Villarruel.

En ese mismo sentido, entonces, se toma como agenda propia y exclusiva de Villarruel, las reuniones con referentes nacionalistas, sus guiños al peronismo (como dejó en claro la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich) y hasta su reivindicación a la soberanía sobre las Islas Malvinas. Por algo, en pleno 17 de octubre, Victoria decidió reunirse con María Estela “Isabelita” Martínez viuda de Perón, mientras el vocero presidencial Manuel Adorni eligió “chicanear” en plena conferencia de prensa.

Yendo a lo propio, está más que claro que Victoria Villarruel busca su deseo de, en el 2027, destronar a Javier Milei del Sillón de Rivadavia. No tiene pelos en la lengua. Evita guardar silencio si algo no le gusta. “Marca la cancha”, afirmó una voz del Senado.

Más allá de todo, ya sin sello o personería jurídica propia, la vicepresidente y actual titular del Senado decidió alejarse (no por completo) del Partido Demócrata (PD). Bajo esa misma línea, actualmente, se encuentra ordenando su musculatura en cada rincón del país.

Asimismo, en la provincia de Buenos Aires, no decidió aún meterse, en medio de esa batalla de medio término con José Luis Espert queriendo retener su banca. Y entregando el armado bonaerense al polémico subsecretario de Integración Socio Urbana, Sebastián Pareja.

Más allá de las internas en las que se encuentran la vicepresidente Victoria Villarruel y la secretaria general de Casa Rosada, Karina Milei, se mantienen distantes, pero estarían respetando el territorio del prójimo. ¿Hasta cuándo se seguirá tapando el rostro la segunda del Gobierno ante los “papelones” que realiza el jefe de Estado? Apenas se está llegando al primer año de Gobierno, los 100 días de luna de miel ya expiraron.