¿Se radicaliza Cambiemos?

La apabullante victoria del legislador radical Daniel Kroneberger en los comicios celebrados en La Pampa el pasado domingo han sacudido intestinamente a Cambiemos.

Principalmente por el hecho de ser una clara muestra de que el radicalismo aún representa una fuerza política contundente. A pesar de verse desdibujada por su falta de protagonismo en la alianza Cambiemos.

Muchos correligionarios ven en esta victoria una esperanza, el comienzo de una lucha por tomar el control de la coalición. El fin de la baja participación en decisiones, la exclusión de puestos importantes, entre otras cuestiones.

Lo cierto es que el PRO no retribuyo justamente a la UCR por poner su estructura y militancia nacional para llevar al sillón de Rivadavia a Mauricio Macri. En las elecciones posteriores al triunfo del 2015, el militante radical se vio en el desafío de golpear las puertas de las casas, escuchar el “descargo” de las personas por las adversas medidas gubernamentales, y luego de esto recién poder entablar una conversación respecto a propuestas y objetivos de la campaña.

Pero la falta de protagonismo de la UCR en Cambiemos no se debe únicamente al deseo del PRO y sus dirigentes por mantener en su poder las riendas de la alianza. Es necesario destacar que el radicalismo a nivel nacional no cuenta con una figura trascendental que pueda competir contra otros nombres ya instaurados en la opinión pública argentina. No se han formado esas figuras, candidatos de reconocimiento nacional y dinámico ante las necesidades de la gente.

La incapacidad de formar un candidato hace que el personaje más trascendente del radicalismo, y el más nombrado para competir en una interna contra Mauricio Macri, sea un ex ministro del peronismo, recientemente incorporado al partido.

En fin, esta conjunción de factores hace que el triunfo radical en La Pampa abra un nuevo escenario. Recordando que hay dirigentes de la UCR que se encuentran cómodos en Cambiemos es obvio que habrá cruces y tensiones entre correligionarios.

El desafío se encuentra en definir y empezar a promover nuevos nombres, candidatos propios, competentes y competitivos, que desempolven las banderas radicales y disputen, ya no puestos secundarios, sino cargos electivos de poder en los que puedan diseñar y aplicar una plataforma al servicio del bienestar general desde la transparencia y la correcta administración de recursos.

Facundo Garcia
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