Tenía 61 años y también era religioso, en un país en el que, desde 1979, las autoridades de la fe islámica son los líderes absolutos del poder. En 1979, la revolución fundamentalista consagró al ayatolá Khomeini como el hombre fuerte iraní. A su muerte, en 1989, fue relevado por el ayatola, luego consagrado como Imán, la máxima autoridad religiosa, Alí Khamenei.
Ebrahim Raisi fue ganando influencia ya desde el momento en que Khomeini era el líder supremo iraní. Era uno de los mayores representantes de la línea más dura en la defensa del fundamentalismo islámico, que consagra la yaría, la ley islámica como la regulación del estado y la vida de los ciudadanos en todos sus aspectos.
Raisi: dura acusación por violación de los Derechos Humanos
Raisi tuvo un destacado papel en una serie de hechos que culminaron con la condena a muerte de 5.000 personas en 1988, por lo que está sindicado como violador de los derechos humanos en un informe detallado de Amnesty Internacional. Por esos hechos, además de ser una autoridad política de Irán, tiene sanciones aplicadas por los Estados Unidos.
“A finales de julio de 1988, miles de disidentes políticos recluidos en cárceles de todo Irán fueron desaparecidos por la fuerza. En su mayoría eran hombres y mujeres jóvenes, algunos simplemente adolescentes, encarcelados injustamente por sus opiniones políticas y sus actividades políticas no violentas”, comienza el informe de más de 200 páginas.
“Se cerraron las prisiones en todo el país y las autoridades suspendieron las visitas familiares sin dar ningún motivo. Durante meses no se supo nada. Poco a poco empezaron a circular rumores aterradores sobre ejecuciones masivas secretas y abandonos de cadáveres en fosas comunes anónimas.Durante los últimos 30 años, las autoridades les han negado cruelmente no sólo un cuerpo por el que llorar, sino también la verdad sobre cuándo, cómo y por qué sus seres queridos fueron asesinados”, continúa Amnitía Internacional.
Sobre el papel desempeñado por el entonces “fiscal” Raisi, Amnisty International dice: Ebrahim Raisi fue fiscal general adjunto de Teherán en 1988 y miembro del la “comisión de la muerte” de Teherán.
En ese momento, utilizaba la palabra “confrontación” en aparente referencia a los asesinatos en masa. Definió a ese proceso como uno “de los orgullosos logros del sistema” y calificó al líder del país, Ruhollah Khomeini, como “héroe nacional”.
Con el predicamento que ganó en ese proceso intentó ser presidente del país en 2017, pero perdió las elecciones. Como premio consuelo, el sucesor de Khomeini, Ali Kajamenei lo designó para el cargo clave de jefe del poder judicial. Estuvo en ese cargo hasta que en junio de 2021 ganó las elecciones y entonces pasó a ser el presidente de Irán, la segunda figura del país detrás del imán Khamenei.
Ebrahim Raisi, exponente del ala dura del fundamentalismo iraní
No sólo era político sino que también era un clérigo, por eso era una de las personas más importantes en el grupo de poder en Irán. A menudo se lo consideraba como posible heredero de Alí Khamenei, de 85 años.
Durante su gobierno se dieron las protestas tras el asesinato de la joven Mahsa Amini, brutalmente golpeada por la “policía de la moral” por tener mal colocado el velo islámico.
Esto se tradujo en una serie de protestas que el gobierno de Teherán sofocó con más de 50.000 detenciones y juicios sumarísimos que emitieron condenas a muerte a más de una decena de personas. Condenados con la figura de “Moharabeh” (“hacer la guerra contra Dios”), cargo que conlleva directamente la pena de muerte según la ley iraní derecho penal.
Ahora se abre una nueva etapa en el poder en Teherán, especialmente porque murió el más probable sucesor del veteranísimo hombre fuerte del país. En sus tres años en el poder, el presidente Raisi trabajó para expandir la influencia de Irán en Medio Oriente.Fue el encargado de promover y respaldar a grupos armados en varios países.
En el plano interno, aceleró el programa nuclear de su país después de que Estados Unidos, bajo el presidente Donald Trump, se retirara de el acuerdo que las potencias occidentales habían cerrado con Teherán.
La hostilidad de décadas de Irán hacia Israel desembocó en una agresión abierta después de que Teherán lanzara un ataque aéreo sin precedentes contra Israel el mes pasado en represalia por el bombardeo israelí de instalaciones diplomáticas iraníes en Siria, en el que murió un alto líder militar iraní.
Además, con la presidencia de Raisi, Irán ha sido un gran proveedor de drones a Rusia en su guerra con Ucrania. Su desaparición obliga al Imán Khamenei a tener que repensar su posible sucesión, pero nadie cree que se vaya a mostrar una moderación del régimen, que enfrenta protestas crecientes desde el asesinato de la joven Amini, hacia fines de 2022.
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