Los liderazgos en tiempos de COVID-19

Pareciera que agotamos los medios virtuales para hablar de esta pandemia, pero la verdad es que quienes nos preparamos para estudiar los distintos escenarios que la política en general nos puede presentar, tenemos mucha tela para cortar.

Argentina está siendo observada por el mundo entero por las decisiones que se tomaron en torno al covid-19, los que no votamos por el actual presidente tenemos que sacarnos el sombrero, ya que al parecer estamos en presencia de un líder que no esperábamos. Cuando estudiamos el liderazgo, nos preguntamos si líder se nace o se hace, y la verdad que ante esta situación es apropiado decir que al Líder lo están haciendo.

Alberto Fernández quizás tiene un escenario fatal para enfrentar todos los días, pero consiguió algo que muchos intentaron y muy muy pocos, por no decir ninguno de nuestros presidentes lo consiguió. Desde la vuelta de la democracia a nuestros días vivimos en un país dividido, Alfonsín con sus características personales de líder nato, de orador excelente se aventuró en un gobierno donde propició el consenso y los acuerdos con la oposición, pero no lo pudo conseguir, sumado al miedo de la vuelta de la dictadura, siempre latente en su mandato.

Pero ¿Qué rol ocupa la oposición en el Gobierno de Fernández? El riesgo país fue el más alto de la historia y nadie dijo nada, Cristina estuvo afuera y nadie se fijó, hubo despidos en entes gubernamentales y todos hablamos del coronavirus. Lo cierto es que en la cancha se ven los pingos, y ante las situaciones adversas surgen héroes inesperados, Mario Negri dijo:

“El Presidente es el comandante de esta batalla porque lo decidió el país. Está en el ánimo de todos nosotros colaborar y no ser ningún obstáculo, este problema no es político porque se lleva la vida de todos”.

Pero además esta situación deja ver otra cosa, estamos frente a un gobierno que no niega la realidad y que es consiente que su sistema de salud puede desmoronarse en días. El dicho común, cuando no nos va bien con el dinero o en el amor, es “lo importante es tener salud”, y para el gobierno nacional así es.

Las economías mundiales se desmoronan, las grandes potencias quedaron expuestas ante este virus, muchos no tomaron los recaudos suficientes para evitar el impacto. Pero Argentina lo hizo y a tiempo, hay que tener endereza para parar un país ante un enemigo invisible, pero también mucha espalda, la figura del Presidente lo logró, la madurez política se aprecia en todo el territorio Nacional.

Ahora bien, que pasa en nuestra provincia, somos de las provincias más pobres, con un importante número de casos, un sistema de salud devastado pero el Gobernador no reúne las mismas virtudes que el presidente, aparentemente su interna, con el Intendente de la ciudad capitalina lo puede más. Vemos a Alberto Fernandez, Axel Kicillof y Rodriguez Larreta a diario sentados juntos dando las nuevas noticias, funcionando como equipo pareciera, sin embargo, no podemos decir lo mismo del Chaco, donde toda el área metropolitana es del mismo color político que Capitanich.

El coronavirus marcará un antes y un después en la historia mundial, pero también está marcando un punto de inflexión entre los funcionarios nacionales. Que papel ocupará cada uno, se evaluará cuando la historia sea contada en unos años, y repito vamos a ver de todos un poco: el loco que paró el país para evitar un contagio masivo, la que se fue a pasar unos días con su hija en medio del caos, el que no puede reconocer que se sale entre todos, etc.

Y los ciudadanos comunes y corrientes, hoy más que nunca debemos obedecer, pareciera que llevamos en el ADN creernos superiores y pensar que nunca nos va a tocar a nosotros. Digo que lo tenemos incorporados a nosotros, porque no es casualidad que dos de los países más afectados sean España e Italia, el país conquistador y la segunda Nación que más inmigrantes aportó a nuestra población.

Argentina nos necesita, que vamos hacer después que pase todo esto, ya lo veremos. Salimos de tantas crisis que podemos dar cátedra, este es el momento de hacer la diferencia y quedarnos en casa, tan simple como eso.