Mientras los jóvenes prácticamente piden auxilio levantando la voz para expresar la poca esperanza de futuro que tienen en nuestro territorio; mientras el progreso, la independencia y la soberanía económica se transforman cada vez más en anhelos cuasi inalcanzables; mientras la única “política pública” que el gobierno avizora para este sector no minoritario, parece ser el financiamiento de remeras y viajes de egresados –importante para su esparcimiento pero no determinante para su desarrollo-; el Coqui no para de alentar a los delincuentes.
En el plano nacional esta semana se conoció que desde el Servicio Penitenciario Federal se licitaron 225 televisores Smart TVs de entre 32 y 55 pulgadas para que los internos puedan disfrutar de los partidos del próximo mundial de Qatar. El presupuesto asciende a poco más de 15 mil millones de pesos y así las cosas, los presos además de tener techo, comida y trabajo remunerado (entre otros beneficios) cuentan ahora con la garantía de la plena vivencia de la fiebre mundialista en su ¿tiempo de ocio?
En Chaco la situación no difiere mucho. Como si no bastara con las tablets y celulares que se les otorgaron a los reos con la excusa de la pandemia, la ciudadanía misma ha denunciado públicamente y se han viralizado en redes algunas fotografías de camionetas pertenecientes al Servicio Penitenciario Provincial que en los últimos días acarrearon hacia la alcaldía resistenciana un sinfín de electrodomésticos y Smarts TVs. Evidentemente más que nunca el gobierno está alejado de la agenda social. El efecto “si la tocan a Cristina” que hizo que Capitanich saliera a bancar públicamente a la jefa y acusar a los medios y al poder judicial de atentar contra la democracia, también se extiende a los delincuentes ya privados de su libertad.
Hoy vivimos en una provincia un poquito más injusta, donde no se garantiza el acceso a los derechos básicos como la educación y la salud y donde la clase trabajadora ya no llega ni a mitad de mes, pero el Estado se preocupa por garantizar las comodidades de sus electores más fieles. Hoy vivimos en una provincia donde subestiman a los jóvenes, ignoran a los trabajadores, no se ocupan de las mujeres ni las disidencias y violentan a los que se atreven a reclamar. Aquí sólo cuidan a los suyos.
Una vez más nos toca a los ciudadanos de bien exigir al gobierno coherencia y reflexión. O al menos respeto, porque ya no podemos más y estamos cansados de decirlo. Nosotros seguimos trabajando y aportando mientras esa banda que nos des-gobierna, no deja de alentar (con nuestro esfuerzo) a quienes nos roban la paz y el orden social. En tanto, estructural, social, educativa y culturalmente, la provincia se cae a pedazos.
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