La confirmación de la condena a Cristina Fernández de Kirchner por parte de la Corte Suprema desató una jornada de angustia, militancia y movilización. Desde temprano, las inmediaciones del Partido Justicialista, en la calle Matheu, comenzaron a poblarse con militantes, dirigentes, sindicatos y agrupaciones que expresaron su respaldo a la líder del peronismo.

Los cánticos, carteles y pañuelos inundaron la sede del PJ con consignas contra el “Partido Judicial” y en defensa de Cristina. “Argentina sin proscripciones” y “Si la tocan a Cristina, qué quilombo se va a armar” fueron algunas de las frases más repetidas. La tensión por el fallo se mezcló con la convicción militante y el recuerdo histórico.

Cerca de las 18, Cristina salió a saludar a la militancia y confirmó que se dirigía a su domicilio en el barrio de Constitución. Allí, desde las 19, comenzó una vigilia espontánea que promete sostenerse hasta el miércoles 18, fecha límite para que la ex presidenta se presente en Comodoro Py para cumplir la condena, según la orden judicial. El lunes 16 es feriado por el paso a la inmortalidad de Martín Miguel de Güemes, y el miércoles se cumplirán 70 años del bombardeo a Plaza de Mayo, una efeméride con fuerte carga simbólica para el peronismo.

Acompañada por su hijo, el diputado Máximo Kirchner, la expresidenta saludó desde el balcón de su casa, donde se mantiene rodeada por militantes. “Somos de la gloriosa juventud peronista…” se escuchó durante la caminata desde Matheu a San José.

El acompañamiento es rotativo, constante y cargado de emoción. La militancia volvió a la calle con una certeza: la historia, una vez más, no está cerrada.