Un exquisito café francés

El hecho de que Mauricio Macri ya no sea presidente de la Nación, no le impide hacer uso y abuso del poder adquirido a lo largo de los años, primero como empresario y luego como gobernante.

Esto quedó claro tras su polémico viaje a Suiza, vía Francia, en plena pandemia. Horas antes de que el jefe de Estado, Alberto Fernández, anunciara la extensión de un confinamiento que ya cursa el quinto mes en todo el territorio argentino, su predecesor abordaba un avión junto a su esposa e hija rumbo a París, sin objetivo claro, y solicitando ser el último de la fila, tal vez para no llamar la atención del resto de los pasajeros.

Si bien el ex mandatario, quien se encuentra en la mira de la Justicia por la causa de espionaje ilegal desde la AFI durante su gestión -que tiene como damnificados a sindicalistas, políticos, empresarios y periodistas- alegó que el motivo de su viaje era mantener una reunión en la FIFA en Suiza, previa cuarentena de 14 días en París, algunas fotografías graficaron un comportamiento que generó bronca dentro y fuera de Europa.

“Recién llegado a una sociedad donde se vive en libertad y con responsabilidad. Acá haré la cuarentena europea y recién ahí puedo ir a trabajar a Zurich”, había afirmado el ex mandatario, en referencia a su agenda como presidente de la Fundación FIFA.

Pero, sorpresa: no solo no se sometió al aislamiento que había anunciado, sino que con actitud muy relajada disfrutó de las mieles de un exquisito café en Deux Magots, uno de los bares más emblemáticos de la ciudad, y también de una cena en plena vía pública. Ante los ojos de millones de argentinos que han padecido los efectos de una política de ajuste feroz durante la administración de Cambiemos, y que hoy sigue sufriendo el impacto socioeconómico de una cuarentena sin fin.

Esta conducta tuvo enormes repercusiones en las redes sociales, cuyos usuarios se preguntan cómo se le permitió viajar al exterior siendo que las fronteras están cerradas desde el 20 de marzo, e incluso muchos argentinos aún se encuentran varados fuera del país, a la espera de que se les habiliten vuelos de repatriación. Sin embargo, desde su entorno afirman que Macri y su familia viajaron en el marco de la ley, cumpliendo con todas las disposiciones sanitarias. Evidentemente, un derecho que está reservado para unos pocos, como la cantante Lali Espósito y la conductora Susana Giménez, quienes hace semanas lograron salir a España y Uruguay, respectivamente.

En ciertos sectores del entorno político, por supuesto también hubo malestar. Y así lo demostró, por ejemplo, el ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán: “Mi reflexión es desde el punto de vista sanitario. Para mí es un mal ejemplo. Lo dije cuando se fue a Paraguay ida y vuelta. Si todos los argentinos estamos vedados de hacer un montón de cosas, quienes son figuras representativas, a nivel nacional, incluso internacional, no es bueno el ejemplo de decir: ‘Yo hago lo que quiero´”.

Sin duda, “predicar con el ejemplo” es una frase que no tiene el mínimo valor en nuestro país. Mientras se les pide a los argentinos conciencia y responsabilidad, la clase dirigente y ex dirigente se maneja con total desparpajo, traspasando fronteras, mostrándose en reuniones sin tapabocas mientras se le pide a la población “la máxima responsabilidad” sanitaria. Una cuestión cultural que nos tiene y nos seguirá teniendo atrapados en el triste concepto de “tercer mundo”.

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