Personas, siempre se trata de personas

Siempre ha sido de esta manera y siempre será así, la vida, las relaciones, los grupos humanos; se trata de personas interactuando.

En un libro de sabiduría milenial como es la Biblia, en uno de sus pasajes dice “¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha sido hecho? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol.” (Eclesiastés 1:9).

Es por eso que hablar de lucha de clases, de paradigmas políticos, de izquierda y derecha o como deseemos llamarlo se vuelve siempre a – temporal e infructuoso, siempre estuvieron junto a nosotros, siempre existirán.

La dinámica de gobiernos alrededor del mundo parece seguir siempre un esquema circular que nos devuelve al mismo lugar, puedo resumirlo de esta manera:

Léase por “X” el Capitalismo, el Socialismo, el Comunismo, etc. Inventado o por inventarse.

¿Dónde está el problema?

El problema no reside en las teorías económicas que lo sustentan, tampoco radica en el concepto filosófico del hombre y su estado de bienestar que intenta obtener. El problema es que es llevado adelante como cualquier empresa, por personas.

Somos los hombres quienes le añadimos esa cuota de miseria y fracaso que todo necesita. Pareciera antropológicamente hablando que estuviéramos destinados a corromper todo aquello que tocamos hasta volverlo malo, incompetente; entonces lo que nace siendo la panacea para el dolor de este planeta termina convirtiéndose en su peor enemigo.

¿Puede esto solucionarse? Sí, por supuesto. Pero jamás lo vamos a lograr desde los paradigmas actuales que rodean al hombre y su obrar. Detengámonos a pensar por un momento si no es a nosotros que está dirigida la famosa frase de que “…lo que faltan son financistas” declarada en la película Nueve Reinas (haciendo alusión a que todos, o muchos, tenemos un precio por el cual vendernos).

Es por eso que eliminar la corrupción en nuestros estados es una utopía, en cualquier índole y escala, porque se compone principalmente de estos actores que prestan sus corazones – y sus manos – a estas riesgosas empresas.

No, para combatirla y eliminarla, debemos partir de un supuesto totalmente opuesto.

Voy a decir algo totalmente controversial y hasta pecar de audaz. ¿Y si la perversión del hombre fuera original? ¿Y si no fuera que la falta de acceso a oportunidades, el entorno, o quien sea no vuelven a una persona “mala”, sino que la misma lo es desde nacimiento?

Aunque no parezca esto resuelve muchos de nuestros problemas hasta metodológicos, porque pensaríamos en la manera de poder corregir esta originalidad desde el nacimiento, con educación, con contención familiar, con cuanta herramienta esté a nuestro alcance e imaginemos en vez de gastar nuestras vidas y nuestros recursos en inventar mejores sistemas políticos/económicos/sociales que están destinados a fracasar.

Pido el favor que no se lea lo que no dice. No estamos en contra de la democracia ni mucho menos. Estamos llamando a hacernos cargo de nuestra maldad, revisar nuestros corazones para ver si ellos están sujetos a cambio según el precio del mejor postor.

Ya es tiempo que la gente que no tiene contradicciones manifiestas entre lo que dice y hace tome su lugar, le demos el lugar.

Mariano Manuel Zavala
Últimos artículos de Mariano Manuel Zavala (Ver todos)

No quiero ser político, quiero hacer política

Venezuela sigue pasando por llamadas etapas decisivas desde hace unos años, puedo hablar desde mi vivencia, en 2014 la salida […]

Momentos y vislumbres del poder II: “Gustavo Martinez”

Mientras permanece la utopía mediática de lograr un triunfo futuro del gobernador Peppo, sumergido en una causa de corrupción que […]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *