Crecimiento y desarrollo en clave ambiental

El movimiento “hippie” surgido durante los años 60 del siglo pasado, supuso un cambio contracultural muy importante. Se lo podría catalogar como cuasi revolucionario y provocador, de fuertes alteraciones en el orden establecido. Pero como ha sucedido con tantos otros a lo largo de la historia, ha tenido consecuencias negativas y positivas. No es el caso analizar al movimiento en sí mismo, aunque sí una de sus importantes derivaciones.

Fueron muchas las secuelas favorables que dejó, pero hay una particularmente sustancial con relación al tema que nos ocupa: su ideario ecologista. En efecto, lo que proponía este ideario, era fomentar la preservación de las relaciones entre los seres vivos y el medio en el que las mismas se desarrollan. Se podría decir, que por primera vez en la historia, se instala con fuerza y comienza a tomar identidad propia el tema ambiental.

Tal es la trascendencia atribuida, que se considera que sin la aparición de este movimiento la vida en la tierra sería hoy verdaderamente complicada. Desde entonces, el correlato de esa nueva realidad trajo aparejado un fuerte cuestionamiento a las políticas de desarrollo económico existentes. Si bien se consideraba que los avances que estas originaban en el campo social eran muy relevantes, también lo era que se producían a un costo ambiental muy elevado.

Así es como se llega al año 1987, punto de inflexión para el futuro de la temática ambiental; es el momento en el cual las Naciones Unidas dan forma al llamado “Informe Brundtland”, elaborado por varios países y que refleja una clara postura antiglobalización.

A partir de entonces, se introduce en el lenguaje académico el término desarrollo sostenible; este da cuenta que los recursos deben ser usados para satisfacer las necesidades actuales, pero de una manera que asegure la disponibilidad para las próximas generaciones.

Bioeconomía, la protagonista del siglo XXI

La influencia de los acontecimientos mencionados ha sido de tal magnitud, que el desarrollo sostenible en general y la cuestión ambiental en particular, pasan a ocupar el centro de las agendas gubernamentales y privadas.

Así, bajo esa concepción de sostenibilidad, se inicia una búsqueda de alternativas al modelo de desarrollo económico lineal existente. La pregunta que rige el accionar de actores públicos y particulares es ¿Cómo hacer para lograr desarrollo económico bajo el nuevo paradigma de sustentabilidad, en el cual ambiente, economía y sociedad deben alcanzar y mantener un equilibrio dinámico pero estable?

Así es como llegamos a nuestros días, en los que la respuesta para ese interrogante la podríamos encontrar en la bioeconomía; un concepto de mucha actualidad. Pero entonces cabe preguntarnos, ¿qué es la bioeconomía?

Una aproximación conveniente de su significado, la podría definir como la actividad que hace uso de los recursos biológicos renovables, que incluyen las tecnologías y los procesos involucrados, para producir bienes y servicios; todo ello en el marco de un sistema económico sostenible.

La bioeconomía, en consecuencia, se presenta actualmente como una alternativa de carácter estratégico. En otras palabras, es una iniciativa que permite alinear objetivos de crecimiento económico, con otros ambientales y contemplando la restricción en el uso de recursos naturales.

Algunos de los recursos no renovables a los que hace referencia, no son otra cosa que biomasa animal y vegetal que ha sufrido un proceso de transformación durante millones de años. El petróleo es el caso paradigmático.

Si nosotros quisiéramos producir este hidrocarburo naturalmente, primero tendríamos que recrear las mismas condiciones originales y luego, esperar todo ese tiempo. Obviamente, esto es imposible pensado en términos de preservación de la raza humana.

A consecuencia de ello, la bioeconomía se vislumbra como la solución frente a esa problemática. De lo que trata, precisamente, es de la utilización de diferentes fuentes de biomasa pero en tiempo real. Es decir, haciendo un aprovechamiento de los procesos biológicos en el momento en el que se producen.

En otras palabras, lo que se conoce hoy como reservas fósiles, son producto de la fotosíntesis producida hace 40 millones de años. En cambio, la  bioeconomía se basa en el aprovechamiento del proceso de fotosíntesis realizado para producir la biomasa de la que disponemos actualmente.

¿Por qué es importante la bioeconomía?

La bioeconomía permite enfocar el pensamiento en términos de sostenibilidad. Significa concebir a la biología por sobre la economía y la fundamentación para conseguir un crecimiento definido como ecológico.

La bioeconomía es una forma de lucha contra el cambio climático. Propone el reemplazo de la utilización de los combustibles fósiles como recurso excluyente y exclusivo para el desarrollo.

La bioeconomía significa oportunidades en términos de negocios. En la actualidad existe una demanda sostenida y creciente de productos y servicios basados en procedimientos biológicos.

La bioeconomía, también va dirigida a provocar modificaciones. En los precios, en las previsiones, en las preferencias de los consumidores y en las tecnologías. A su vez, todas estas demandas van acompañadas de cambios estratégicos en las políticas públicas e innovaciones en materia científica y tecnológica.

Finalmente, la bioeconomía es un concepto que atraviesa transversalmente a la economía, pensada en términos de PBI. La optimización del uso de energía, el aumento de la eficiencia y la creación de nuevas tecnologías desde una óptica diferente, entre otros aspectos, permitirán una nueva perspectiva desde el punto de vista del uso de los recursos.

Este cambio de paradigma, en su contraparte, abre las puertas a la producción de nuevos alimentos, nuevas energías (biogás), biomateriales (insumos derivados de procesos biológicos), bioproductos (derivados de biomateriales) y bioservicios (turismo rural). En definitiva, la bioeconomía se presenta como una alternativa para la investigación, para la utilización de insumos y para la tecnología. Actualmente, los avances que se han producido y se continúan produciendo son asombrosos y, sin lugar a dudas, está llamada a ser el motor de desarrollo de un futuro cada vez más cercano.

Silvio Monteleone

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